lunes, 28 de noviembre de 2016

LA OFERTA Y LA DEMANDA

En la clase teórica de hoy hemos estado hablando sobre la ley de la oferta y la demanda. Esta ley dice que en un mercado sin ninguna intervención exterior ajena a los demandantes, a los oferentes y a la actividad económica en cuestión, siempre tiende a estabilizarse por si mismo. Los precios se estabilizan según la demanda y esta según el precio de los bienes. 

Esta teoría, al igual que todas las teorías de las ciencias sociales, no es exacta. En un gráfico típico que te muestra una función con los precios, la cantidad de bienes y las curvas de oferta y demanda solo se tienen en cuenta estos factores. En ningún momento se introduce en la ecuación factores como la renta media de los ciudadanos (lo que influiría en la curva de la demanda).


En un mercado en el que no se comercie con productos como en el mercado de trabajo, en el caso de España y de Europa existe una intervención del estado, que fija unos salarios mínimos, por lo que ya están añadiendo un factor en la ecuación que altera el natural funcionamiento de esta. Esto se ve reflejado en la situación e la que nos encontramos actualmente. Las tasas de paro son excesivamente altas y, observando el gráfico podríamos pensar que existen diferentes formas de solucionarlo. 
Siguiendo el modelo más liberal y capitalista, la solución sería quitar el salario mínimo y todas las políticas de protección al trabajador, lo que daría pie a que las empresas contratasen a mucha más gente y esta crecería. 
Siguiendo el modelo más socialista e intervencionista, se deberían subir los salarios, los cobros por despido, el paro y todas las ayudas públicas a particulares, lo que produciría que la gente, al tener un mayor nivel de renta empezaría a consumir más y así se estimularía el mercado.
Por supuesto estas dos teorías son sobre el papel y ninguna es aplicable de manera efectiva en la realidad. 

Si se aplicasen las medidas capitalistas liberales antes dichas, considerando el ambiente de escasez que hay en países como España, la gente estaría dispuesta a trabajar por el mínimo. La gente haría jornadas laborales completas solamente para subsistir ese día. Esto puede venir bien en un primer momento para una empresa reduciendo el coste de sus productos, pero, si la gente trabajase por ese mínimo, ¿Quien compraría los productos que oferta la empresa? Por no mencionar las pésimas condiciones de trabajo que una persona podría llegar a tener, ya que estamos en un caso en el que la intervención del estado sea nula.

Por otro lado si se aplicasen las medidas más intervencionistas, también pueden parecer muy plausibles en un primer momento. Pero la realidad de un país como España es que la gran mayoría de las empresas son PYMES y la gran parte son autónomos y empresas con menos de tres trabajadores. En la realidad, estas empresas se verían reacios a aumentar el número de trabajadores ya que no serían capaces de afrontar todos esos pagos o el beneficio que les quedaría sería mínimo. Por supuesto que a largo plazo estas medidas conseguirían su objetivo, pero a día de hoy y en un país como España, no es una medida que se pueda implantar como medida para la estimulación del mercado.

Por lo visto la solución a la crisis no está ni en un extremo ni en el otro. La medida que funcionaría se debe encontrar en un término medio entre estas dos ideologías tan contrarias. Se debe hacer un estudio de los trabajadores y del grueso de las empresas y pensar que es lo que necesitan para generar renta. Una medida que podría ser conveniente sería por ejemplo, ofrecer más ayudas por parte del estado, no a los trabajadores, si no a las empresas. No se deben quitar las ayudas a los trabajadores pero si se implantase un sistema de subvenciones por contratación, o un descuento en la seguridad social, o una reducción de cualquier tipo en los gastos que supone para una pequeña empresa contratar a un trabajador, esto supondría un incentivo que llevaría a muchas empresas a aumentar su plantilla y por lo tanto a producir más bienes y de mayor calidad, una renta mínima en todos los trabajadores que sean contratados, que les permitiría un mayor consumo individual y generaría riqueza poco a poco. 


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